Trastorno disocial

Características diagnósticas

La característica esencial del trastorno disocial es un patrón de comportamiento persistente y
repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto. Estos comportamientos se dividen en cuatro grupos: comportamiento agresivo que causa daño físico o amenaza con él a otras personas o animales , comportamiento no agresivo que causa pérdidas o daños a la propiedad , fraudes o robos y violaciones graves de las normas.
Tres comportamientos característicos deben haber aparecido durante los últimos 12 meses
y por lo menos un comportamiento se habrá dado durante los últimos 6 meses. El trastorno del
comportamiento provoca deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o
laboral.
Puesto que los sujetos con trastorno disocial tienden a minimizar sus problemas comportamentales,
el clínico con frecuencia debe fiarse de otros informadores. Sin embargo, el conocimiento
que el informador tiene de los problemas comportamentales del niño puede estar limitado
por una supervisión inadecuada o porque el niño no los haya revelado.
Los niños o adolescentes con este trastorno suelen iniciar comportamientos agresivos y reaccionar
agresivamente ante otros. Pueden desplegar una comportamiento fanfarrón, amenazador o
intimidatorio; iniciar peleas físicas frecuentes; utilizar un arma que puede provocar daño físico grave;
ser cruel físicamente con personas o animales; robar enfrentándose a una víctima; o forzar a otro a una actividad sexual. La violencia física puede adoptar la forma de violación, asalto o, en raros casos, homicidio.
La destrucción deliberada de la propiedad de otras personas es un hecho característico de este
trastorno y puede incluir el prender fuego deliberadamente con la intención de provocar daños
graves o destruir deliberadamente la propiedad de otras personas de distintos modos.
Los fraudes o robos son frecuentes y pueden incluir el violentar el piso, la casa, o el automóvil
de otra persona; a menudo los sujetos mienten o rompen promesas con el fin de
obtener bienes o favores, o evitar deudas u obligaciones; o roban objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima.

Subtipos

Los subtipos difieren en cuanto a la naturaleza característica de los problemas de comportamiento que presentan, curso evolutivo y pronóstico, y proporción por sexos. Al evaluar la edad de inicio, la información debe obtenerse preferentemente del interesado y de sus cuidadores.

Tipo de inicio infantil. Se define por el inicio de por lo menos una característica
de trastorno disocial antes de los 10 años de edad; suelen ser varones, frecuentemente despliegan violencia física sobre los otros, tienen unas relaciones problemáticas con sus compañeros, pueden haber manifestado un trastorno negativista desafiante durante su primera infancia y usualmente presentan síntomas que satisfacen todos los criterios de trastorno disocial antes de la pubertad.

Tipo de inicio adolescente. Este subtipo se define por la ausencia de características de trastorno
disocial antes de los 10 años de edad; tienden menos a desplegar comportamientos agresivos y a tener más relaciones normativas con compañeros. Estos sujetos son menos propensos a sufrir un trastorno disocial persistente o a desarrollar en la vida adulta un trastorno antisocial de la personalidad.

Síntomas y trastornos asociados

Suele asociarse a un inicio temprano de la actividad sexual, beber, fumar, consumir sustancias ilegales e incurrir en actos temerarios y peligrosos. Los comportamientos propios del trastorno disocial pueden dar lugar a suspensiones o expulsiones escolares, problemas en la adaptación laboral, conflictos legales, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y lesiones físicas producidas en accidentes o peleas. La ideación suicida, las tentativas de suicidio y los suicidios consumados se dan con una frecuencia superior a la esperable. El rendimiento académico, especialmente en lectura y otras habilidades verbales, suele situarse por debajo del nivel esperado en función de la edad e inteligencia del sujeto. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es frecuente en niños con trastorno disocial. El trastorno disocial también puede asociarse a uno o más de los siguientes trastornos mentales: trastornos del aprendizaje, trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo y trastornos relacionados con sustancias. Los siguientes factores predisponen al desarrollo de un trastorno disocial: rechazo y abandono por parte de los padres, temperamento infantil difícil, prácticas educativas incoherentes con disciplina dura, abusos físicos o sexuales, carencia de supervisión, primeros años de vida en instituciones, cambios frecuentes de cuidadores, familia numerosa, asociación a un grupo de compañeros delincuentes y ciertos tipos de psicopatología familiar.

Hallazgos de laboratorio.

En algunos estudios se han observado una frecuencia cardíaca
y una conductancia dérmica más bajas en sujetos con trastorno disocial que en otros sin este
trastorno. Sin embargo, los niveles de activación fisiológica no son diagnósticos de este trastorno.

Prevalencia

Las tasas varían ampliamente en función de la naturaleza de la población estudiada y los métodos de análisis: en los varones de edad inferior a 18 años las tasas oscilan entre el 6 y el 16 %; en las mujeres las tasas se mueven entre el 2 y el 9 %. El trastorno disocial es uno de los más frecuentemente diagnosticados en los centros de salud mental para niños tanto en régimen ambulatorio como en hospitalización.

Curso

El inicio del trastorno disocial puede producirse hacia los 5 o 6 años de edad, pero usualmente
se observa al final de la infancia o al inicio de la adolescencia. En una mayoría de sujetos
el trastorno remite en la vida adulta. Una proporción sustancial continúa manifestando en la etapa adulta comportamientos que cumplen criterios de trastorno antisocial de la personalidad. Muchos sujetos con trastorno disocial, particularmente los del tipo de inicio adolescente y quienes presentan síntomas leves y escasos, alcanzan en la vida adulta una adaptación social y laboral adecuada. Un inicio precoz predice un pronóstico peor y un riesgo creciente en la vida adulta de sufrir un trastorno antisocial de la personalidad y trastornos por consumo de sustancias.
Los individuos con trastorno disocial corren el riesgo de experimentar posteriormente trastornos
del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos somatomorfos y trastornos por consumo
de sustancias.

Diagnóstico diferencial

Aunque el trastorno negativista desafiante incluye algunas de las características observadas
en el trastorno disocial, no incluye el patrón persistente de las formas de comportamiento más graves, que implican la violación de los derechos básicos de otras personas o de las normas sociales propias de la edad del sujeto. Cuando el patrón comportamental del sujeto satisface los criterios tanto de trastorno disocial como de trastorno negativista desafiante, el diagnóstico de trastorno disocial debe ocupar el lugar preferente y el trastorno negativista desafiante no debe diagnosticarse.
Aunque los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad suelen exhibir un
comportamiento hiperactivo e impulsivo que puede ser perturbador, este comportamiento no viola
por sí mismo las normas sociales propias de la edad y, por consiguiente, no suele cumplir los criterios
de trastorno disocial. Cuando se cumplen simultáneamente los criterios de trastorno por déficit
de atención con hiperactividad y de trastorno disocial, deben establecerse ambos diagnósticos.
La irritabilidad y los problemas comportamentales suelen ocurrir en niños o adolescentes con
un episodio maníaco. Normalmente se distinguen del patrón de problemas comportamentales propio
del trastorno disocial por el curso episódico y las características sintomáticas acompañantes de
un episodio maníaco. Si se cumplen los criterios de ambos trastornos, deben registrarse tanto el
diagnóstico de trastorno disocial como el de trastorno bipolar I.
El diagnóstico de trastorno adaptativo (con alteración del comportamiento o con alteración mixta de las emociones y el comportamiento) debe ser tenido en cuenta si los problemas comportamentales clínicamente significativos que no satisfacen los criterios de otro trastorno específico se desarrollan en clara asociación con el inicio de un estrés psicosocial. Algunos problemas de comportamiento aislados que no cumplen criterios de trastorno disocial ni de trastorno adaptativo pueden codificarse como comportamiento antisocial en la niñez o la adolescencia. El trastorno disocial sólo se diagnostica si los problemas comportamentales representan un patrón repetitivo y persistente que se asocia a alteraciones de la actividad social, académica o laboral.

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