Diagnóstico diferencial según DSM IV

Los trastornos de tics deben distinguirse de otros tipos de movimientos anormales que pueden acompañar a ciertas enfermedades médicas (p. ej., enfermedad de Huntington, accidente vascular cerebral, síndrome de Lesch-Nyhan, enfermedad de Wilson, corea de Sydenham, escle rosis múltiple, encefalitis posvírica, traumatismo craneal) o pueden ser debidos a efectos directos de una sustancia (p. ej., una medicación neuroléptica). Los movimientos coreiformes son movimientos oscilantes, fortuitos, irregulares y no repetitivos.

Los movimientos distónicos son movimientos giratorios, más lentos, separados por estados prolongados de tensión muscular. Los movimientos atetósicos son movimientos lentos, irregulares, de retorcimiento, que se observan más frecuentemente en los dedos de manos y pies, pero que suelen implicar también el rostro y el cuello. Los movimientos mioclónicos son contracciones musculares breves, en forma de sacudidas, que pueden afectar partes de músculos o grupos musculares, pero no de manera sinérgica. Los movimientos hemibalísmicos son movimientos de las extremidades de carácter unilateral, intermitente, tosco, de gran amplitud. Los espasmos son más lentos, estereotipados y más prolongados que los tics, implicando grupos musculares. El espasmo hemifacial consiste en sacudidas irregulares, repetitivas y unilaterales de los músculos faciales. Las sincinesias entrañan un movimiento involuntario que acompaña a otro voluntario (p. ej., movimiento de la comisura bucal cuando la persona intenta cerrar el ojo). Esta diferenciación queda facilitada al tomar en consideración la presencia de características propias de la enfermedad médica subyacente (p. ej., historia familiar típica de la enfermedad de Huntington) o una historia del uso de medicamentos.

Cuando los tics son un efecto fisiológico directo del consumo de un medicamento, en lugar de un trastorno de tics debe diagnosticarse un trastorno del movimiento inducido por medicamentos no especificado. En ciertos casos, algunas medicaciones (p. ej., metilfenidato) exacerban un trastorno de tics preexistente, en cuyo caso no es necesario establecer un diagnóstico diferencial de trastorno inducido por medicamentos. Los tics también deben distinguirse de los movimientos estereotipados incluidos en el trastorno por movimiento estereotipado y en los trastornos generalizados del desarrollo. La diferenciación entre tics simples (p. ej., parpadeo) y movimientos complejos característicos de los movimientos estereotipados es tarea relativamente sencilla. Menos fácil es la distinción entre tics motores complejos y movimientos estereotipados.

En general, los movimientos estereotipados parecen ser más motivados e intencionales, mientras que los tics tienen un carácter más involuntario y no son rítmicos. Los tics deben distinguirse de las compulsiones (como en el trastorno obsesivocompulsivo). Las compulsiones suelen ser bastante complejas y se llevan a cabo en respuesta a una obsesión o de acuerdo con normas que deben aplicarse rígidamente. En contraste con las compulsiones, los tics son típicamente menos complejos y no se dirigen a neutralizar la ansiedad resultante de una obsesión. Algunos sujetos manifiestan síntomas tanto de trastorno obsesivo-compulsivo como de trastorno de tics (especialmente trastorno de la Tourette), de modo que pueden estar justificados ambos diagnósticos. Algunos tics vocales o motores (p. ej., ladridos, ecolalia, palilalia) deben distinguirse del comportamiento desorganizado o catatónico propio de la esquizofrenia. 

Los distintos trastornos de tics pueden distinguirse entre sí por la duración y variedad de los tics y por la edad de su inicio. El trastorno de tics transitorios incluye tics motores y/o vocales que duran por lo menos 4 semanas, pero no más de 12 meses consecutivos. El trastorno de la Tourette y el trastorno de tics motores o vocales crónicos tienen una duración de más de 12 meses, pero se diferencian entre sí porque el trastorno de la Tourette cuenta con el requisito de que los tics motores sean múltiples y de que exista por lo menos un tic vocal.

El trastorno de tics no especificado debe aplicarse a presentaciones clínicamente significativas de duración inferior a los 4 meses, a presentaciones en edades superiores a los 18 años y en el caso poco usual de un sujeto que sólo tenga un tic motor y un tic vocal.

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