Que es
La
crisis de angustia (panic attack) se caracteriza por la aparición súbita de
síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente de
sensación de muerte inminente.
Criterio diagnóstico
Aparición
temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más)
de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima
expresión en los primeros 10 min:
1. palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
2. sudoración
3. temblores o sacudidas
4. sensación de ahogo o falta de aliento
5. sensación de atragantarse
6. opresión o malestar torácico
7. náuseas o molestias abdominales
8. inestabilidad, mareo o desmayo
9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
10. Miedo a perder el control o volverse loco
11. Miedo a morir
12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. Escalofríos o sofocaciones
2. sudoración
3. temblores o sacudidas
4. sensación de ahogo o falta de aliento
5. sensación de atragantarse
6. opresión o malestar torácico
7. náuseas o molestias abdominales
8. inestabilidad, mareo o desmayo
9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
10. Miedo a perder el control o volverse loco
11. Miedo a morir
12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. Escalofríos o sofocaciones
Curso
La
edad de inicio del trastorno de angustia varía considerablemente, lo más típico
es que el inicio tenga lugar entre el final de la adolescencia y la mitad de la
cuarta década de la vida, lo que podría indicar una distribución de tipo
bimodal, con un pico de incidencia al final de la adolescencia y otro pico de
menor entidad en la mitad de la cuarta década de la vida. Un número reducido de
casos puede iniciarse en la segunda infancia, y el trastorno también puede
aparecer, aunque es muy poco frecuente, en mayores de 45 años. El curso de la agorafobia
y su relación con el curso de las crisis de angustia con variables. La agorafobia
adquiere un carácter crónico independiente de la presencia o ausencia de crisis
de angustia. Algunos individuos manifiestan que disminuyen la frecuencia de las
crisis de angustia evitando exponerse a ciertas situaciones. Los estudios de
seguimiento efectuados en personas tratadas en centros de asistencia terciaria
(en los que puede haber un sesgo de selección de los casos con peor pronóstico)
sugieren que, al cabo de 6-10 años de tratamiento, cerca del 30 % de los
individuos se encuentra bien, entre el 40 y el 50 % han mejorado, pero siguen
con algunos síntomas, y el 20-30 % restante sigue igual o incluso peor.
Prevalencia
Estudios
epidemiológicos elaborados en todo el mundo indican de forma consistente que la
prevalencia del trastorno de angustia (con o sin agorafobia) se sitúa entre el
1,5 y el 3,5 %. Las cifras de prevalencia anual oscilan entre el 1 y el 2 %.
Entre un tercio y la mitad de los individuos diagnosticados de trastorno de
angustia en la población general presentan también agorafobia, si bien esta
última puede observarse todavía más frecuentemente en población clínica.
Cultura
En
algunas culturas las crisis de angustia pueden caracterizarse por un intenso temor
ante la brujería o la magia. El trastorno de angustia, tal como aquí viene
definido, se ha observado en casi todo el mundo gracias a estudios
epidemiológicos generales. Algunos grupos culturales o étnicos restringen la
participación de la mujer en la vida pública, lo que debe diferenciarse de la
agorafobia. El trastorno de angustia sin agorafobia se diagnostica dos veces
más en mujeres que en varones, mientras que esta relación es 3 a 1 para el
trastorno de angustia con agorafobia.
Diagnóstico diferencial
El
diagnóstico de trastorno de angustia no debe efectuarse si las crisis de
angustia se consideran secundarias a los efectos fisiológicos directos de una
enfermedad médica, en cuyo caso el diagnóstico adecuado es trastorno de
ansiedad debido a enfermedad médica. Entre las enfermedades médicas que pueden
producir crisis de angustia se encuentran el hipertiroidismo, el
hiperparatiroidismo, el feocromocitoma, los trastornos del sistema vestibular,
los trastornos comiciales y las enfermedades cardíacas (p. ej., arritmias,
taquicardia supraventricular). Las pruebas de laboratorio (p. ej., niveles
séricos de calcio en el hiperparatiroidismo). Sin embargo, si estas crisis
siguen apareciendo fuera del contexto del consumo de la sustancia (p. ej.,
mucho tiempo después de haber pasado los efectos de una intoxicación o de un
síndrome de abstinencia. El trastorno de angustia debe diferenciarse de otros
trastornos mentales (p. ej., otros trastornos de ansiedad y trastornos
psicóticos) que también pueden asociarse a crisis de angustia. El trastorno de
angustia, por definición, se caracteriza por crisis de angustia recidivante e
inesperada (espontáneas, no desencadenadas por estímulos ambientales y sin
ningún motivo aparente que las justifique). Existen tres tipos de crisis de angustia:
inesperadas, situacionales y más o menos relacionadas con una situación
determinada. La presencia de crisis de angustia recidivantes e inesperadas,
independientemente del momento del curso en que aparezcan, es un requisito
imprescindible para el diagnóstico de trastorno de angustia. En cambio, las
crisis de angustia que tienen lugar en el contexto de otros trastornos de
ansiedad son de carácter situacional, o más o menos relacionadas con una
situación determinada (p. ej., en la fobia social están desencadenadas por
acontecimientos sociales, en la fobia específica por un objeto o situación
determinados, en el trastorno obsesivo-compulsivo por la exposición al motivo
que centra las obsesiones [p. ej., exposición a la suciedad en un individuo
obsesionado por la contaminación] y en el trastorno por estrés postraumático
por estímulos que recuerdan el desencadenante). El objeto en el que se centra
la ansiedad también es útil para diferenciar el trastorno de angustia con
agorafobia de otros trastornos caracterizados por comportamientos de evitación.
La evitación agorafóbica se asocia al miedo de padecer una crisis de angustia,
mientras que la evitación típica de otros trastornos se relaciona con
situaciones específicas (p. ej., miedo a ser observado, humillado o a
ruborizarse en la fobia social; miedo a las alturas, los ascensores o a cruzar
puentes en la fobia específica; miedo a la separación en el trastorno de
ansiedad por separación, y miedo a ser perseguido en el trastorno delirante).
El diagnóstico diferencial entre fobia específica de tipo situacional y
trastorno de angustia con agorafobia puede ser particularmente difícil, ya que
en ambos trastornos pueden aparecer crisis de angustia y comportamientos de
evitación de situaciones similares. El trastorno de angustia con agorafobia se
caracteriza prototípicamente por crisis de angustia de aparición inesperada que
dan lugar a comportamientos de evitación de múltiples situaciones que se
consideran posibles desencadenantes. Por su parte, el prototipo de fobia
específica de tipo situacional se caracteriza por la evitación de situaciones
en ausencia de crisis de angustia inesperadas y recidivantes. De forma similar,
el diagnóstico diferencial entre la fobia social y el trastorno de angustia con
agorafobia puede resultar igualmente complejo, sobre todo cuando existe
evitación de situaciones exclusivamente sociales. El objeto del temor y el tipo
de crisis de angustia pueden ser útiles para efectuar esta distinción. Por
ejemplo, un individuo que nunca ha sentido miedo a hablar en público presenta
una crisis de angustia mientras da una conferencia, y empieza a aterrorizarle
la idea de tener que volver a dar otra. Los individuos con fobia social temen
ser observados y rara vez presentan una crisis de angustia cuando están solos,
mientras que en el trastorno de angustia con agorafobia los individuos pueden
sentir más ansiedad en situaciones donde precisamente están faltos de alguien
cercano. Por otra parte, las crisis de angustia nocturnas que despiertan al individuo
son características del trastorno de angustia. Debido a que los sujetos con
trastornos de angustia pueden automedicarse, la presencia simultánea de
trastornos relacionados con sustancias (sobre todo en relación con Cannabis,
alcohol y cocaína) no es un hecho raro.
Estudios de laboratorio
No se han identificado hallazgos de laboratorio que permitan diagnosticar con seguridad un trastorno de angustia. Sin embargo, sí se han observado alteraciones analíticas en grupos de individuos con trastorno de angustia en comparación con grupos de control, entre las que destaca la alcalosis respiratoria compensada (es decir, disminución de los niveles de dióxido de carbono y bicarbonato, con un pH casi normal). Las crisis de angustia en respuesta a la perfusión de lactato sódico o dióxido de carbono son más frecuentes en el trastorno de angustia que en otros trastornos de ansiedad.
Película: Ataque de pánico https://www.youtube.com/watch?v=avfNhU-ofng
No hay comentarios.:
Publicar un comentario